*foto un mes antes, en Montevideo, chez mis primos Manta/Porteiro
Me encuentro en el simbólico umbral de una nueva década. Hace un año escribí "porque inexorable/el tiempo ha pasado/y para todo ello/resulta que es tarde", con el temor de llegar a este día y que ya no me quedara tiempo, pero ahora siento que estaba equivocada. No importa estar seguro de poder terminar; lo que importa, lo que hace el sentido de nuestra vida es el ir construyendo. Y lo que se va haciendo por el camino es lo que determina a qué meta se llega realmente. Cómo se moldee el barro, cómo se amase, cómo se trabaje, cómo se le de forma, es lo que produce la escultura. Hay una idea desde la que se comienza, pero la sensibilidad al material, lo que la propia pieza nos va diciendo por el camino, es lo que nos va indicando la ruta a seguir. Por analogía, es el propio hacer lo que tiene más valor, lo que va, sin que nos demos cuenta, recreando la meta. Y por ello, quizás siempre esté todo terminado y al mismo tiempo nunca lo esté, porque siempre se puede seguir adelante y porque siempre se habrá llegado a algún lado.